de folios
y unos recortes de mi
periódico.
Traigo plumas también y un tintero
pero sobre todo traigo el impulso
loco de los pioneros
he atravesado paisajes jaspeados
entre rocas ensañados. Recuerdo Wichita
-siempre recuerdo Wichita- y sus noches
violentas
la imposición feroz de cada hombre por hacerse
supervivencia
como crótalos en un mundo de
belleza
qué paradoja es ver la
muerte (…)
ver la muerte con la luz bañando la
tierra
los cuerpos expuestos alineados
de los feroces
absurdamente inmóviles
sin pasión, sin arrojo…
sin realidad
jóvenes, viriles
ni siquiera nacidos para haber andamiado
un proyecto.
En sus cananas los revólveres obscuros
inanes en su
orfandad
unas fotos para la
memoria
un disparo del
magnesio para fijar el
instante,
sólo para hacerse más y más
desconocidos,
en un lamento de
orfandad.
He venido tras él, tras el
pistolero
un asesino emergente que busca su trono
en el infierno de los obscuros.
A golpe de pezuña el paisaje descarga su primigenia
belleza
en el arco de sus pupilas
como una palabra sagrada hecha luz de
repente
hágase la luz –parece decir a cada
instante-
y la luz se hace ante mis ojos
feroces.
El hombre se hace bestia
odio latente
pavesa de guerra que incendia y
hiere
sin un destino
con la depredación en su
frente
no importa bando
no importa insignia
el soldado de Atientam de
Siloh
feroz en el combate
feroz en el imperativo de la
paz
a solas con sus infiernos cruza el
paisaje
como un espectro de Cuantrill, de
Anderson
el Oeste para él extiende la hipnosis de sus colores
paisajes que hacen al hombre
insignificante
para él son
trámites de una acción
burocrática
un camino largo y
mudo que media entre
cada objetivo
entre la ceguera de tantos golpes
yo le busco como si buscase los mitos en el horror
con pluma, papel y tintero cruzo vientos
y vacíos testuces ígneos
a las primeras luces ensangrentados
y el siempre por delante, su voz hecha de
silencios
sobre los cuerpos blancos
en su formidable paz
yacentes. Correo electrónico Imprimir Facebook StumbleUpon
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